Respuesta a El Comercio
Por: Gerónimo Lopez sevillano
Secretario general de la CGTP
Señores Diario El Comercio
El editorial del pasado 4 marzo insiste en señalar varias inexactitudes que mal informan a la ciudadanía, por lo que me veo en necesidad de señalar los equívocos cometidos.
El tema de fondo en el editorial señalado trata acerca de los derechos laborales y cómo son entendidos en una sociedad democrática. El editorial acusa a la CGTP y a la CUT de ser “guardianes del statu quo” básicamente por defender los derechos laborales de los trabajadores y trabajadoras.
Lo que el editorialista parece olvidar es que en las actuales circunstancias, defender la vigencia de los derechos laborales no es mantener el orden establecido sino precisamente ir contra la tendencia neoliberal que ha despojado de los derechos a la inmensa mayoría de ciudadanos.
Basta comparar los textos normativos existentes antes de los años 90 con los actuales para ver la sistemática reducción de derechos laborales en el país. Este proceso de desregulación laboral se realizó con la promesa que traería más y mejor empleo. Hoy, un cuarto de siglo después queda claro que el modelo aplicado ha asido un completo fracaso.
Las remuneraciones reales han caído de manera sostenida, el empleo precario está fuertemente extendido más allá del sector informal y seguimos siendo una sociedad desigual, hemos perdido toda posibilidad de industrializarnos y dependemos del precio de nuestras materias primas.
Quienes defienden el orden establecido son obviamente los grandes intereses corporativos que han logrado importantes utilidades con un sistema desregulado, sin sindicatos y bajas remuneraciones.
En los años 80, la empresa El Comercio tenía un fuerte sindicato de trabajadores que negociaba y las mejoraba las condiciones laborales de obreros y empleados en dicha empresa. Hoy no existe dicha organización ¿acaso las condiciones de trabajo han mejorado? ¿No es acaso cierto que el descontento y el mal clima laboral son el signo distintivo en la empresa El Comercio?
Luego, el editorial acusa al Gobierno por haber capitulado ante los “intereses sindicales”. Queda claro, que la intención del editorial es presionar al gobierno para que insista en una Política de Productividad y Competitividad que desregule las relaciones laborales. Pero, lo más grave aquí es constatar que para el editorialista de El Comercio, la democracia se acaba cuando afectan sus intereses privados.
Recurriendo a generalidades, El editorial de El Comercio, se “conmueve” por la exclusión de la gran mayoría de cualquier beneficio y protección considerándolo “económica y moralmente indefendible”. Lo que no dice es que la aplicación del modelo neoliberal es la causa de la precariedad e informalidad laboral. Lo que resulta “moralmente indefendible” es considerar los derechos laborales mínimos existentes como “sobrecostos laborales” en un país de salarios deprimidos.
Finalmente, en una muestra de desconocimiento el editorial señala que el Consejo Nacional de Trabajo y el Diálogo Social resulta “inoperante para generar empleo adecuado”. Señores de El Comercio, para generar empleo adecuado se requiere mayor inversión privada, mejores sueldos, un Estado que fiscalice las normas laborales y la elusión fiscal. Es decir, todas las medidas a las que se opone la CONFIEP.
El editorial de El Comercio es un buen ejemplo del pensamiento conservador y reduccionista, altamente ideologizado que limita la democracia y condiciona el bienestar social a los intereses económicos privados.
Lima, 06 de marzo 2019