En medio de la aguda crisis política, social y económica que atraviesa el país, el 8vo Encuentro Nacional de la Asamblea Nacional de los Pueblos (ANP), realizado el 31 de mayo en Lima, se convirtió en un hito de articulación del movimiento popular en la lucha por una salida democrática y constituyente. Con la participación de más de 250 delegadas y delegados de diversas regiones y organizaciones sociales, el evento demostró que la unidad es posible y necesaria frente a la coalición mafiosa que hoy gobierna al Perú.
El Encuentro reunió a representantes regionales de Cusco, Arequipa, Ica, Junín, Lima Región Callao y Lima Metropolitana, así como dirigentes sindicales, campesinos, ronderos, juventudes, mujeres y militantes de diversas fuerzas políticas del campo popular. Se saluda la participación de partidos políticos como Nuevo Perú, Partido Comunista Peruano (PCP), Partido Comunista del Perú (Patria Roja), Primero la Gente, Voces del Pueblo, Unidad Popular, Movimiento por la Unidad de los Pueblos, así como una delegación de la Coordinadora Nacional Unitaria de Lucha (CNUL).
La CGTP, como fuerza histórica de la clase trabajadora, cumplió un rol fundamental en la organización y el desarrollo del evento, participando activamente en las comisiones de trabajo y reafirmando su compromiso con la articulación de la unidad programática y de acción de los sectores populares.
Un programa político desde abajo
Durante la plenaria, se aprobaron los documentos propuestos por el Comité Promotor, enriquecidos por los debates en las tres comisiones: Situación Nacional e Internacional; Unidad Programática para la lucha política y electoral; y Plataforma y Plan de Acción. El Encuentro reafirmó una perspectiva claramente antimperialista, en defensa de la soberanía nacional, por la integración de América Latina y el Caribe, y expresó su solidaridad activa con la causa del pueblo palestino, condenando al sionismo genocida y a toda forma de agresión imperialista.
El resultado político más significativo fue la aprobación de un programa nacional y patriótico para una salida democrática y constituyente, que se presenta como semilla de poder popular, y que articula tanto las aspiraciones históricas de transformación estructural como las demandas urgentes de los sectores populares: empleo digno, salud y educación públicas, derechos laborales, justicia para las víctimas de la represión y libertad de las y los presos políticos.
18 de junio: unidad, lucha y movilización
Uno de los principales acuerdos del Encuentro fue respaldar el respaldo al Paro Nacional convocado por los gremios de transportistas y como expresión legítima del hartazgo ciudadano frente a un gobierno ilegítimo y represivo. El movimiento social debe acompañar esta lucha, que no sólo visibiliza las demandas sociales, sino que también representa una forma concreta de lucha por la vacancia de Dina Boluarte, cuya permanencia en el poder es sostenida por una alianza mafiosa, autoritaria y neoliberal.
Unidad para vencer
El Encuentro reafirmó la necesidad de seguir promoviendo ANP regionales y provinciales, como espacios organizativos que construyan poder desde los territorios. Asimismo, se acordó abrir el diálogo entre las fuerzas políticas del campo popular con miras a las futuras elecciones, sobre la base del programa aprobado, fortaleciendo una unidad programática que dispute el rumbo del país desde una propuesta colectiva y transformadora.
La CGTP saluda la voluntad expresada por todas las organizaciones participantes para construir una alternativa política popular unitaria, con raíces en las luchas sociales, en los sindicatos, en las comunidades campesinas, en las juventudes combativas y en los barrios movilizados. Esa es la verdadera reserva moral del país: la clase trabajadora y el pueblo organizado.
El 8vo Encuentro Nacional de la ANP ha dejado un mandato claro: es tiempo de unirnos, organizarnos y movilizarnos. Frente al desgobierno, la corrupción y el autoritarismo, la salida no vendrá desde arriba, sino desde el protagonismo del pueblo. En esa ruta, la CGTP seguirá cumpliendo su papel histórico en la defensa de los derechos laborales, sociales y democráticos de la clase trabajadora.