El pasado 14 de mayo, miles de trabajadores y trabajadoras del Perú protagonizaron una importante jornada de lucha, convocada por la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP). Esta movilización nacional fue expresión directa del hartazgo de un pueblo que sufre a diario la precariedad laboral, la inseguridad ciudadana y el abandono de un gobierno ilegítimo que ha hecho de la represión su principal política.

Desde muy temprano, trabajadores del transporte, construcción, manufactura, educación, servicios públicos, en general de la actividad privada, así como comerciantes, estudiantes y organizaciones populares, tomaron las calles de diversas regiones del país. En ciudades como Cusco, Arequipa, La Libertad, Huancayo y Puno, se paralizaron actividades clave como el comercio, la educación y el transporte, respondiendo con masividad y firmeza al llamado de la CGTP y sectores en lucha como el transporte, demostrando que el movimiento sindical sigue siendo una fuerza viva, organizada y combativa.

En la capital, la marcha central partió desde la histórica Plaza Dos de Mayo y recorrió las principales avenidas del centro de Lima, transitando la Plaza San Martín y culminado ante el Congreso de la República y las cercanías de Palacio de Gobierno, llevando el mensaje de dignidad, seguridad y justicia social.

La movilización fue un reflejo de la unidad obrera y popular. Las banderas de lucha ondearon con fuerza frente a los símbolos del poder político que hoy representa el continuismo neoliberal, la corrupción y la traición a los intereses del pueblo.

La protesta del 14M se levantó sobre causas concretas. La CGTP denunció la creciente inseguridad que amenaza la vida cotidiana de millones de peruanos. La reciente masacre de 13 trabajadores mineros en Pataz, La Libertad, mostró con crudeza el abandono estatal ante el avance del sicariato, la extorsión y el crimen organizado. La situación en Gamarra, los terminales de transporte y los barrios populares evidencia una realidad insostenible.

Pero no solo la vida está en riesgo, también el trabajo. La precarización laboral se intensifica, con despidos masivos y ataques constantes a la organización sindical. El Ministerio de Trabajo, lejos de defender los derechos de la clase trabajadora, actúa como cómplice silencioso del gran capital y sus intereses privatizadores. A esto se suma el intento del Ejecutivo de desactivar proyectos estratégicos como el Gasoducto Sur Peruano, afectando la soberanía energética y el desarrollo regional.

El secretario general de la CGTP, Gerónimo López Sevillano, expresó con claridad: “La capacidad de lucha de los trabajadores y trabajadoras en todo el Perú se hace de manifiesto una vez más frente a la política anti laboral de este gobierno y sus pretensiones de eliminar o dejar sin efecto la construcción del Gasoducto Sur Peruano. A esto se suma su incapacidad para enfrentar la crisis de seguridad ciudadana que vive el país, convirtiendo a este gobierno en un problema latente para más de 30 millones de peruanos”.

La CGTP saluda y reconoce el compromiso de sus bases en todo el país, así como la solidaridad de amplios sectores sociales que se sumaron a la jornada. Hoy más que nunca, urge fortalecer la unidad del movimiento sindical y popular para enfrentar los embates del neoliberalismo y construir una alternativa de poder desde abajo, con protagonismo popular.

¡Ni un paso atrás! ¡Solo la unidad y la movilización nos darán la victoria!